Nueva Orleans está situada en el estado de Luisiana, al sur de los EE.UU, y aparte de ser el principal puerto del río Misisipi y tener múltiples atractivos es famosa por su carnaval, uno de los más conocidos del mundo y el más famoso de los EE.UU.
Aquellas parejas que sean amantes y seguidores de la fiesta del carnaval y que además coincida que han escogido esta fecha para celebrar su boda tienen una oportunidad de oro para planificar una luna de miel que tenga como destino el carnaval de Nueva Orleans.
El día principal recibe el nombre de Mardi Grass (Martes graso), pero durante dos semanas Nueva Orleans es un continuo desfile de carrozas, comparsas, mascaras, disfraces, música, bailes, una autentica explosión de colorido, lujo y extravagancia.
Es realmente a partir del viernes anterior al Mardi Gras cuando la ciudad comienza a recibir multitud de turistas que no se quieren perder este increíble espectáculo de desfiles y de fiesta.
Los Krewes son las peñas, asociaciones o cofradías que organizan los desfiles del carnaval. Su papel engloba desde el diseño de las carrozas, su construcción, realización de los disfraces, coreografías de los bailes, planificación de recorridos y rutas, todo lo que tenga que ver con el carnaval desde el comienzo hasta el final.
Cada cofradía tiene establecido sus días, horarios y rutas para los desfiles y como curiosidad los krewes lanzan durante todo su recorrido “baratijas” a los espectadores (normalmente collares y juguetes).
Los colores del carnaval de Nueva Orleans por excelencia son el púrpura, dorado y verde, cada uno con su propio significado, el púrpura representa la justicia, el dorado el poder y el verde la fe.
Una luna de miel diferente en la que además se puede aprovechar para visitar la ciudad, sus sitios más emblemáticos como el barrio francés, la catedral de San Luis o la Plaza de Juan Pablo II, navegar por el río Misisipi, curiosear en las tiendas de vudú, conocer la mansión embrujada de Madame Lalaurie o realizar un escalofriante y misterioso tour de los vampiros.
Y como no, disfrutar del jazz, presente en todos y cada uno de los rincones de la ciudad.